lunes, 13 de junio de 2011

La leyenda de la escritura pura



Desde antiguas creaciones de viejas constelaciones, respirando el tiempo que aún no hemos vivido, se cuenta que existían tres mariposas de luz, que cruzaban las galaxias en su misión de engendrar en las razas pensantes las bases de la escritura pura, ya que en todas partes reinaba la escritura basura.
Así, partieron estas tres aladas iluminadas; pero en la constelación “Perseverancia”, una lluvia de asteroides mató a una de ellas y se convirtió en un difuso recuerdo que parpadeaba en el cielo de las anécdotas.
Las dos mariposas galácticas que sobrevivieron siguieron viaje y llegaron (después de penetrar por siete agujeros negros) a la galaxia “Manos Despiertas”, dentro de la cual estaba el sistema maniatado que contaba con cuatro planetas. A uno de esos planetas, llamado “Vientos de día” arribaron las instruidas mariposas para sembrar los códigos de la escritura pura.
En el planeta “Vientos de día” habitaban seres mutantes de las más diversas rarezas y combinaciones, ya que hace mucho había colisionado en el planeta un gran asteroide de soberbia, que dejó un gran cráter de indiferencia.
Pero como decía antes, estos seres mutantes eran tan raros que por ejemplo alguno parecía el resultado de la unión de una foca con una cebra. Otros, parecían perros con panza de pollo, y otros, tenían apariencias de lombrices solitarias con hábitos de murciélago, en fin…
Las nobles mariposas se miraron la una a la otra, y sabían que sembrar la semilla de la escritura pura en ese planeta sería todo un desafío. Por tal razón, sacaban de un cofre mágico algunos estímulos, como tortas de simpatía, caramelos de diversión y hasta tacitas de encanto negro.
Pero pasado un tiempo, en “Vientos de día”, las mariposas vieron con resignación que la semilla de la buena escritura nunca brotaba. Por eso, decidieron abandonar el planeta. Sin embargo, una de las mariposas de luz había quedado contaminada por la escritura vacía y sus alas ya no podían alzar vuelo. ¡Pobrecita!
Con mucho dolor, la otra mariposa le besó las alas rotas y se despidió, para seguir recorriendo universos, donde poder sembrar la escritura pura. Mientras tanto, dicen que en el planeta “Vientos de día” los mutantes siguen con la escritura basura, el pensamiento de usura y la mente sin levadura.

Miguel Valle

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