viernes, 13 de abril de 2012

AMOR PROHIBIDO



No le digas a quien amo en esta vida,

no le digas que la quiero corazón,

no quiero verte hecho mil pedazos,

no quiero ver perdida la ilusión.

Que no sepa que me muero por sus besos,

que no sepa que yo sufro por su amor.

Rodolfo Itre

lunes, 26 de marzo de 2012

Enamorados



Un poco distraído,
mirando casi al vacío.
Sólo el canto de los pájaros,
llenando de notas mis oídos:
me despierto.
Alli, frente a mí: dos árboles
uno estira dos ramas en forma de brazo.
El otro, como de acuerdo,
entrega su cuerpo y va a sus brazos
se miran cual dos enamorados
.Altos, elegantes: uno piel oscura,
el otro blanca.
Unos rayos de sol pone en sus copas.
Mantos de oro, un vientito, travieso
les puso música
y las dos ramas,
se trenzaron en abrazo.
Juntos movían sus cuerpos
y así los vi bailando:
Dos árboles enamorados,
en cada uno de ellos,
pinté nuestros nombres
para bailar junto a ellos.

Antonio Moreno

Solo

Caminaba, era tarde en la noche
y caminaba,
ruidos a mi alrededor
me acompañaban,
todo era oscuro
ni una lámpara,
sólo la luz
de los ojos de un gato
en una tapia.
Pisaba hojas secas que con dolor,
se quejaban all pisarlas.
Caminaba,
no conocía el camino,
pero mis pies
me llevaban.
Nunca llegaba:
cada vez más largo,
el camino y cantaba.
Sólo mi mente podía oir
mis palabras,
pero cantaba.
Un frío corrió en mi cuerpo
cunado escuché mi nombre
que de un árbol bajaba.
Y le pregunté "¿quién eres?",
pero no me contestaba.
Luego voló un papel que decía.
Mi nombre está en tu alma,
abre tu corazón y lo sabrás mañana.

Antonio Moreno

Libre

Quería ser un pájaro,
traté de imitar su canto,
pero no pude,
Quise silbar como elos,
y mis silbido fue sólo un lamento.
Compré jaulas y tenía los
mejores de ellos.
Les daba comida creyendo
que eran felices.
Les daba agua, de sed,
no habrían de morirse.
Su canto era bello,
pero no sabía
que eran infelices.
Sus colores, brillaban en la noche
y de día eran grises.
Quise parecerme a ellos. Lo logré

estuve en una jaula y también
me sentí triste.
Ni el pan
ni el agua
ni  una casa
me daban felicidad
Entonces abrí sus jaulas, las de ellos y la mía.
Fue que los vi volar,
yo también volé
y me sentí pájaro
Ahora...
con toda la libertad,
vuela la vida mía.

Antonio Moreno.

Estallido de Lluvia

En esta tarde, estás allí,
Te veo y nace el fantasma de ese amor,
es tarde, deprime
y estás allí.
Las nubes no pueden eclipsar mi pensamiento.
el días se volvió noche
y no veo, no siento.
Sordo de aquello que no fue,
no sé si es tristeza,
sólo conozco bronca
verte volar a cada jaula,
sin verte,
cuánto mal te estás haciendo
y no poder salvarte
me mata.
Y mi odio sintió pena,
pena de verte
y no estás.

Antonio Moreno

jueves, 26 de enero de 2012

La narración como terapia para sanar heridas del alma (artículo enviado)

En este artículo la Lic. Glenda Valle reflexiona sobre la capacidad de la narración  para superar las adversidades y desarrollar nuestra fortaleza interior

Las personas que buscan una ayuda terapéutica experimentan en sus vidas un grado de malestar (más grande o más pequeño); y por alguna razón tienen una perspectiva de su propia vida muy negativa. Parece como si se estuvieran proyectando una película dramática. Y muchas veces la proyectan una y otra vez, casi compulsivamente…
En el terreno de la narración, son los protagonistas de una historia en dónde el problema es demasiado grande para vislumbrar una solución. El cuento no termina, el desenlace no llega. Esto produce frustraciones, angustia, tristeza y otras emociones similares.

Pero, ¿qué pasa cuando vemos al mismo cuento desde otra mirada o perspectiva diferente? Podría ser por ejemplo: dejar de verse como el personaje que sufre para ser el héroe que se encuentra en proceso de búsqueda, que es artífice de su propio destino… y finalmente encontrará el tesoro perdido...o anheladamente buscado...
Ahora bien, tenemos un pasado y un presente. Solo podemos modificar el presente, después el futuro aparecerá como una consecuencia de este.
La narración, el comenzar a escribir historias, cuentos, poesías, permite transformar el malestar. Puedo empezar a escribir una historia "alejada" de mi realidad, y después comenzar a acercarme a la misma...
De cualquier forma será una experiencia maravillosa en dónde pasaría, de una posición pasiva a una activa. Narrar historias se convierte en una experiencia sanadora en dónde el otro (terapeuta) estará allí para posibilitar el encuentro con nuestras propias “sombras” y sacarlas a la luz.
En realidad no importa tanto el problema sino la solución que el mismo tiene, o lo que es lo mismo; a qué solución puedo llegar yo.
Algunos terapeutas narrativos invitan a escribir una historia sobre este problema planteado (y su solución). Otros invitan a relatar historias, en dónde esa realidad fantaseada siempre tiene algo de su narrador.
Será la persona que consulta quien elaborará las conclusiones. De cualquier modo, la narración será el medio para expresar y sanar, algunas heridas del alma.
Por último, les dejo un pequeño poema, relacionado con las mujeres y el encuentro con su naturaleza primitiva, salvaje, en lo más hondo del alma:
…una noche
se oye un latido en la puerta.
Fuera, una mujer en la niebla
con cabellos de ramas y vestido de hierbas,
chorreando verde agua del lago.
Dice: “Soy tú
y vengo de muy lejos.
Ven conmigo, quiero mostrarte una cosa…”
Da media vuelta para marcharse, se le abre la capa.
De pronto, una luz dorada…una luz dorada
por todas partes…” (Fragmento del poema “La mujer que vive en el fondo del lago”, Clarissa Pinkola Estés)

Lic. Glenda Valle M.P. 3933
Psicoterapeuta Sistémica



lunes, 23 de enero de 2012

Una poesía de Antonio Moreno

A TÍ

En la sombra de tus pasos
siempre una mirada,
la mirada brillante que dibuja tus pasos,
uno a uno,
contándolos día a día.
estudiando por momentos,

¿Cómo llegar junto a ellos
y ver las puntas de tus pies
frente a frente a los míos?

Te veo, lunes a lunes,
¡tan cerca! sólo me atrevo
a mirarte, y con eso, te acaricio.

Conservo tu voz de alondra
acariciando mis oídos,
cuando tímidamente
me brindas tu saludo.

No sé quién eres,
pero sé tu nombre;
no sé de adónde has venido,
pero te veo como un hada,
que apareció de las sombras,
para ablandar este corazón,
que hace días, fue de roca.