lunes, 25 de abril de 2011

Taller 25 de abril: Historias del mundo animal

Consigna: Escribir una historia identificándonos con un personaje del mundo animal.

La Hormiga


Me identifico como una hormiga porque son trabajadoras, fieles a sus compañeros y por su inteligencia y saber cómo administrar. Aparte al ser pequeñas pasan muy desapercibidas con otros animales. Digo esto de sere como ellos porque soy muy trabajador hasta llegar a mi meta, muy buen compañero y administrador y me escabullo con los más grandes que yo, por ejemplo mi suegra que es un oso.
Diego Sebastián Ibarra.

Un mañana de cacería


Una mañana desperté como todas las mañanas, pero algo había cambiado en mí. Me había transformado en un gato.
La cama me pareció inmensa entonces y lo primero que hice para desperezarme fue arañar el colchón italiano, regalo de tía Antonella.
Salté de la cama y por instinto traté de ponerme las pantuflas. En ese momento me dí cuenta de lo tonta de la idea, pues yo tenía pantuflas naturalmente incorporadas en mis cuatro patitas.
Fui al baño y como el lavamanos estaba muy alto, decidí refregarme la carne con mis patas delanteras y de paso me apliqué unas lamidas por el lomo.
Caminé hasta la cocina y de un salto me aferré a la manija de la puerta de la heladera, pero ésta no se abrió.
"¡Rayos!" Ahí fui de nuevo, tomé distancia, trotecito y salté, pero no conseguí abrirla. "¡Rayos! de nuevo. Mejor pruebo otra cosa". "Oh, sí", pensé "la alacena". trepé a ella e hice caer una lata de sardina, pero tratar de abrirla fue inútil, roer la lata con mis colmillos fue lo más estúpido que pude haber hecho. Aún hoy me duele.
Después de resignarme a estar en ayunas, escuché un ruido por la bolsa de fideos. Yo odio a los roedores, pero en ese momento, el pequeño ladrón me pareció un manjar. Me acerqué sigilosamente y me escondí en el sofá. Cuando el ratoncillo sintió mi presencia, corrió hacia la puerta y yo salté por detrás del . Salió al pasillo, bajó las escaleras y yo no le daba tregua. Era bastante rápido el pequeño. Alcanzó la puerta y logró escabullirse por la rendija de la correspondencia. Logré pegarle un arañazo a la puerta y le arranqué la cola. El ratón huyó y yo me quedé con una pequeña parte de él..
"Vaya.. Sin comer y de tanto correr me agarró sueño", me dije. Subí a la habitación y me acosté a dormir profundamente.
Rato después sonó el despertador. "¡Oh, cielos!". Qué dolor de cuerpo y qué hambre tenía. En se momento recordé lo vivido y corrí al espejo. "Uf!, qué alivio, soy un humano". Todo había sido un sueño. Tomé el desayuno, luego comencé a limpiar la casa, encendí la aspiradora y empecé a aspirar la alfombra, bajé las escaleras y en la alfombra de entrada, algo se atascó en la aspiradora. "¡Qué extraño!" Desenrosqué el tubo de succión y ahí encontré... la cola de un ratón.
Miguel Valle.

El águila


A veces me gustaría ser un águila, que puede vivir la misma cantidad de años que nosotros los humanos, pero que a su vez tiene la libertad de volar y de andar por todas partes, por las cumbres, y tiene una característica muy peculiar. A los 45 años de vida, aproximadamente, debe tomar una decisión muy importante: si muere o sigue viviendo 30 años más. A los 45 ya sus garras no sirven, su pico tampoco, sus plumas se caen, para seguir viviendo debe pasar por un proceso muy duro y difícil que es el de irse a un lugar alejado y allí golpear su pico muy duramente contra una roca hasta que se le caiga y le crezca uno nuevo, además debe quitarse una por una las uñas y todas las plumas hasta que le crezcan, por supuesto, las nuevas.
Ser un águila, me daría la libertad de andar por todos lados viajando y logrando ver todo desde otra perspectiva.
Cierto día iba por ahí volando y descubrí mirando a una familia que estaba haciendo empollar a una pava. Esa pava tenía varios huevos y entre ellos había una que parecía diferente. Me pregunté de qué sería ese huevo y me quedé con la duda.
Después de un tiempo volví a ese mismo lugar, recordando esa imagen, y la curiosidad pudo más.
Decidí sobrevolar para ver esos pichones y qué era ese animalito que la pava empollaba... Y a lo lejos divisé un pichón de cóndor. "Qué extraño...", me dije. "Los cóndores son animales que vuelan, viven en las cumbres y la mayor parte del tiempo se alimenta de otros animales, pero éste hacía lo contrario, estaba siempre acompañado, vivía como un pavo..."
Yo descendí y le pregunté al pavo por ese pichón de cóndor y él me respondió:
-Él es un pavo y los pavos no podemos volar, no podemos estar nunca solos y nos gusta mucho vivir de esta manera.
Ante esta respuesta, me fui a ver al pichón de cóndor y le pregunté qué hacía ahí. Él me dijo:
-Cuando te veo volar a vos o a tras aves, siento algo dentro mío que no sé cómo expresar...-, pero un pavo que estaba con ellos les dijo: -No seas bobo, no podés volar, sos un pavo.
Con el tiempo volví a pasar por allí y me enteré que el pichón de cóndor había muerto en la pavada.

Miguel Ángel.

El lobo


El animal que me gustaría ser es el lobo, ¿por qué? Porque nace en el bosque y a la vez es el rey protector de la noche, del bosque, de sus depredadores y siempre acecha y cuida constantemente su lugar. Tiene un gran grado de inteligencia y ferocidad. El brillar de sus ojos, el filo de sus colmillos, sus garras y su hermosa piel que brilla a la luz de la luna y el aullido de la noche donde pone su firma y su presencia, por eso me identifico con el lobo.
Chau.
Vìctor.
Ah ustedes se creían que me olvidaba de caperucita... Soy loco, pero no estúpido. A caperucita me la comí yo, el "tontito Víctor". Los dejo manga de giles.

La perra


Yo tenía mi novia, se llamaba perra. Mordía a toda persona que pasaba por la vereda y la tuve que atar. Un día vino la perrera y me la llevó. Tenía que pagar una multa y no la entregaba porque era muy mala.

Ernesto Díaz.

domingo, 24 de abril de 2011

Taller del 14 de abril: Suspenso y fantástico


Comprando al Señor Nelson

El Señor Nelson es el hombre que atiende la despensa en el barrio. Yo, como todas las mañanas, voy a su negocio donde puedo encontrar desde una aguja hasta la mejor carne para la comida.
La familia del Sr. Nelson está compuesta por su esposa Trinidad, una mujer de dulces facciones que siempre te da la bendición al salir del local y los dos hijos del matrimonio: Mari que estudia artes en la Universidad y Leo que es la oveja negra de la familia. Pasa todo el día en su gran moto haciendo el circuito de una villa a otros barrios más ostentosos para abastecerse y abastecer con sustancias ilegales.
En fin, hoy tengo el deseo de comer unas ricas milanesas, pero primero debo sortear a Mandíbulas, el perro de la despensa, que ha encontrado justo en la entrada del local el mejor lugar para realizar sus desconfiables descansos.
Encomendándome al Santo de los animales, ese hombre de color que aparece en las iglesias con un perro a los pies, logro pasar adentro. Lo extraño es que el Sr. Nelson no está. Me atiende doña Trinidad, y al preguntarle por su esposo, me dice que se fue de viaje a Montevideo por unos negocios.
- En ese caso déme el mejor corte para milanesas, doña Trini.
- ¡Cómo no, hijo, con mucho gusto!
Abre la gran heladera de las carnes, y, por un segundo, puedo ver desde el mostrador que hay una gran bolsa negra, colgada de uno de los ganchos, y por abajo, asoma un pie humano.
- ¡Oh, Cielo santo!
Pero la puerta de la heladera se cierra estrepitosamente y doña Trini me pregunta:
- ¿Algo más querido?
- Oh no, eso es todo, y dígame: ¿cuánto tardará el Sr. Nelson en regresar?
- No sé, tesoro, tal vez mucho tiempo… ya sabes… los negocios.
- Bueno, está bien, ¡Que tenga buen día doña Trini!
- Hasta luego, querido, que Dios te bendiga.
Me sonríe mientras acaricia el filo del cuchillo.
Yo en casa, no puedo comer las milanesas. A cada bocado imagino que muerdo el cuerpo del Sr. Nelson. ¡Qué horror!
¡Voy a ponerle fin a esto! Voy a la Comisaría y asiento la denuncia. Un patrullero me acompaña a la despensa. En la puerta está Mari, la hija del Sr. Nelson repartiendo unas tarjetas. Me saluda y me entrega una tarjeta y otra al policía. El contenido dice: “G ran exposición de cuerpos humanos hechos en cera en la Sala de la Facultad de Artes”. Y en ese momento, sacan las piezas de la gran heladera, la habían puesto ahí para su conservación.
Mi risa retumba en la pequeña celda y el Cabo de guardia me trae el almuerzo; milanesas… mmm, pero… mejor nos las pruebo, porque después de que la policía me encerró por falsa denuncia me doy cuenta de que en este mundo no todo es lo que parece.
Miguel Valle.


Historia de Manuel

Manuel era un hombre joven de treinta años que vivía solo, trabajaba y buscaba permanentemente hacer deportes. Le aburrían muchas cosas como por ejemplo leer, escuchar música clásica, ir a conciertos y visitar museos. Era un ser apasionado por el deporte y su trabajo. No hacía otra cosa. Era por decirlo de alguna manera una persona obsesiva con esos temas.
Cierto día conoció a una mujer que tenia hábitos y costumbres diferentes. Y se entabló entre ellos una relación muy especial. A ella le gustaba lo que a él le molestaba, pero por complacerla, por darle el gusto, comenzó a acompañarla a ciertos lugares, museos, conciertos, etc. Seguía sin gustarle ir a esos lugares y se aburría como una ostra. Esa mujer estaba cambiando su vida. En ella encontró muchas cosas que le faltaban. Llenaba muchos vacíos de su existencia y lo hacía sentir bien. Hasta diría que se estaba enamorando de ella.
Él nunca conoció a sus padres. Lo habían abandonado de pequeño. Y así vivió y creció junto a unos tíos que le brindaron todo lo que quería y hasta que cumplió los veintiún años vivió con ellos; estudió y fue relativamente feliz.
Con el tiempo, aprendió y comprendió mejor el arte en muchas de sus expresiones. Comenzó a interiorizarse más sobre estos temas y a tener criterio propio sobre cuadros y música; siempre con la guía y ayuda de esta mujer que le seguía transformando su vida. Además de compartir estas experiencias se iban conociendo como si ambos desearan descubrirse y conocerse. La vida los había juntado y eso era por algún motivo. Sin embargo, había muchas cosas que él no entendía, ni comprendía. Se había enamorado de esa mujer. Él sentía un cariño especial por ella. En su vida sólo tenía un sentimiento parecido por sus tíos que lo criaron. A su vez, tenía mucho odio por sus padres que lo abandonaron y mucho resentimiento con la vida.
Un día, para el cumpleaños de él, esta mujer lo llevó a un restaurante muy elegante, para festejar su cumpleaños, y allí le contó una historia:
¿Sabes? Yo te quiero mucho, pero no puedo casarme con vos. Por muchas razones. Soy una mujer mucho más grande que vos y estuve casada con un hombre, del que estaba profundamente enamorada, y era capaz de seguirlo por todo el mundo. Pero él no podía tener hijos porque en donde él vivía no podía tener ni mujer ni hijos porque era un sacerdote. Así que yo lo seguí, pero en cierto momento tuvimos un hijo, pero no pudimos llevarlo con nosotros. Con el tiempo, lo tuve que dejar a este sacerdote y mi vida se convirtió en un tormento hasta que te encontré a vos. Sos lo más grande que me pasó en la vida. SOS MI HIJO.

Miguel Ángel
El Sueño

El sueño es para mí una fantasía abierta a la mente de cada persona. Como por ejemplo, yo sueño con conocer parte de las playas de Brasil, de nombre Bahía. Es un sitio que fue parte de una película muy famosa.
Mientras yo estaba viendo la película en un cine, me sentía cada vez mas atraído por las imágenes de esa isla, de su playa.
Desde ese momento, sueño con estar ahí, recorrer su playa, sus pájaros, sus palmeras, las arenas y las aguas cristalinas. No pierdo la esperanza de que algún día pueda estar allí.
Chau, Victor, espero que mi sueño se concrete. Gracias. ¡Ah, me olvidaba, y sus mujeres caribeñas!
Victor Cornejo
Juana

Esta historia está ubicada en un camino que lleva a las Sierras Chicas. Es de ripio y a sus costados por kilómetros sólo se ve monte abajo, con cactus, pichanas y muchas otras especies de flora salvaje. Esto viene a colación de la narración.
En el medio de la nada había un caserío que no llegaba a ser aldea, o sea que eran unos diez o doce ranchos de adobe, puestos casi en círculo uno cerca de otro. Las personas que vivían allí eran casi todas familias, o sea un clan, como les diríamos. Criaban animales caprinos y distintas variedades de aves, algunos caballos y varias vacas, de las cuales extraían la leche.
Bueno, de ese lugar solía salir una niña adolescente al camino, para hacer dedo al que pasase en un vehículo. Iba a la escuela que quedaba unos kilómetros más adelante, rumbo a las sierras. Y como sólo había un ómnibus al día, ella solía volver en este a la tarde.
Un día, salió como siempre, pasó un automóvil en el cual subió, y la niña desapareció. Juana, así se llamaba, no era linda, pero el cuerpo estaba tomando forma de mujer y estaba muy bien conformada. Era alta, cabello negro, ojos marrones y de piel cetrina, tal vez por el clima de la región.
Como decía, Juana desapareció. Al no regresar esa tarde, su padre se fue a caballo hasta la escuela en la cual vivía la directora, maestra de ella. Le dijo que Juana no había venido ese día a clase.
Entonces, Dionisio, el papá de Juana siguió galopando hasta el pueblo, un poco más allá. Y habló con el Comisario. Entonces, formaron una comisión y salieron a buscarla desde la escuela a su casa, por el costado de la ruta o camino. Ya estaban por abandonar la búsqueda cuando uno de los agentes la encontró entre unos yuyos, muerta, con signos de haber sido golpeada brutalmente y violada, con sus ropas rotas por la lucha que había tenido.
Desde ese día fatídico, cada vez que pasa un auto o camión por el lugar, se ve a una niña mujer, salir del monte y hacer dedo. Cuando alguien intenta parar, se da cuenta que está toda sucia, sus ropas rotas y su cuerpo cubierto de sangre. Al acercarse, desaparece, es como una visión.
Todos saben que es Juana, o sea su alma, que está penando. Pero hubo un misterio no develado: un automovilista tuvo un accidente raro, venía por el camino a buena velocidad cuando al llegar a “cierto lugar”, el auto hizo una brusca maniobra y tumbó, el conductor murió en el acto. La autopsia determinó que el hombre había muerto de un ataque al corazón antes de volcar.
Desde ese día el alma de Juana no apareció más. De su asesino nunca más se supo. Jamás fue encontrado. Fue un misterio. Carlos Salguero

Un bello paisaje

Sentados sobre la colina observan el bello paisaje que yace a su alrededor. El viento frío y denso que va trepando la colina causa ruido al inclinar los pequeños arbustos unos contra otros. Ese ruido se confunde con una dulce melodía que encanta a los visitantes del lugar, hasta los animales parecen gustar de su hermoso entorno.
Hace tempo que esta mochilera no disfruta de tan esplendoroso paisaje. Ante sus ojos el lago se ve como un gran espejo que refleja los rostros asombrados de los turistas y el encanto del lugar.
Este lago es testigo del estado de ánimo de los turistas, quienes parecen no conocer desánimos luego de permanecer un tiempo en tan armonioso lugar.
Los árboles más altos tratan de ser refugio a animales y personas. Ellos anhelan acoger en sus ramas a tiernos pichones de dulce canto, ser abrazados por visitantes del lugar y, con su verde follaje, embellecer el lago. Hasta las aves se vuelven eufóricas al ver gente llegar. Todas las especies tratan de entrenar para lograr encantar y así asegurarse una nueva visita a tan majestuoso lugar.
El roce con la vegetación del lugar hace emanar un perfume que se impregna por largo tiempo en la ropa, éste trata de ser un recuerdo imborrable que acompañe todo el año como si fuera una bendición natural.
Matías José Terzaghi

sábado, 16 de abril de 2011

Escritor tucumano Alfredo Mors


PEDIDO

Hoy pediste que no escribiera
en versos de triste desdicha,
y que fuera sólo de dicha
la prosa que te describiera.

Hoy pediste al verso que cante
con suave cadencia melodiosa,
y cual si fuera perfume de rosa
arome hasta el aire distante.

Hoy pediste a la suave brisa
que mueva delicada la pluma,
así disipe pronto la bruma
de una existencia con prisa.

Hoy pediste que sólo alegría
inspirara la letra que te nombra,
quitando al fin toda sombra
para volar en alas de armonía.

BREVEDAD DE TIEMPO

Espérame, que mi tiempo es breve,
pasó el instante de aquella premura,
pasó el momento en que la locura,
sumergió en la noche la prisa que mueve.
Espérame, que mi tiempo es breve,
no guardes aquellos espantos
que provocaron tantos llantos,
deja a la brisa que al fin los lleve.
Espérame, que mi tiempo es breve,
no desesperes, capullo de flor nueva,
confía en la aurora que renueva,
retiene mi vida que hoy se atreve.


EL PARQUE

Soledad de banco en el parque
maderos que el tiempo desluce,
ya no lo cobija a su sombra la acacia
a cuya penumbra jugaba el amor.
Sólo hojas de otoño cubren su asiento,
hojas a sus pies, hojas que lleva el viento.
La brisa ya no trae el aroma
de glicinas coronando una pérgola,
ni los canteros lucen su amapolas
ni los senderos sus naranjas de tejuelas.
¿Dónde quedó aquel tiempo de primavera?
¿Dónde sus colores, arreboles y soles?

EL PORTÓN
El portón estaba allí
fijando límite a la salida
querida, añorada, pero así
y por lo mismo, tan temida.
Portón adentro, la norma
el límite, la rutina,
aquello que cuida y confina
y parece a muchos conforma.
La vereda era un desafío
la calle, utopía y osadía
y yo que no comprendía
que era producto del desvarío.
Nadie custodiaba el portón
más no lo veía, ni lo entendía:
era yo mismo quien retenía
el duro cerrojo a la ilusión.

SI LA LUNA…

Si la luna fuera un papel
suspendido en el firmamento,
no sería tan vano el intento
de escribir te amo, en él.

Si la luna filtrara un rayo
de su luz en tu ventana,
que te vieras tan lozana
como flores de tu mayo.

Si la luna acompañara
con guiño cómplice un sueño,
de ser quizás como dueño
de tu secreta recámara.

Si la luna así fuera:
confidente de anhelos,
sólo serían mis desvelos
sueños de primavera.



















Escritos que nos envían desde Tucumán

Alfredo MORS – CONCEPCIÓN – 21/05/2010

ALAMBRADO

Pabellón, galería, jardín,
alambrado.
Siempre el alambrado,
freno a la libertad,
límite impuesto.
La vida pasa detrás,
inmediatamente
detrás del alambrado.
La vida pasa y sonríe,
la vida pasa y golpea.
Hay burla a tu estado
detrás del alambrado.
Luz y sombra,
esperanzas y desazones,
horarios, medicaciones,
dentro del alambrado.
La mirada divaga,
sueña, se pierde,
sonríe, gime, llora,
juega y se expande,
dentro del alambrado.
Voces que dicen, no dicen,
dentro, fuera, en derredor,
¿escuchas?, ¿no escuchas?
El tiempo no pasa,
la hora no llega,
sol, lluvia, calor, frío,
frío de afuera,
frío alambrado.

martes, 12 de abril de 2011


EN LA NOCHE Allí donde la noche acoge con su sombra y funde en silencios o sollozos mitigados la angustia del día… Allí donde se esconde la miseria y la pobreza, buscando el refugio o la luz de las estrellas bajo un cielo de estío… Allí donde tú estabas mitigando el desaliento con migajas de consuelo, o con alcoholes compartidos que te funden en el cieno… Allí encontré a Dios en rostros desencajados, vestido con andrajos, cobijado entre cartones y con rostro de hermano. Alfredo Mors
VIAJAR POR EL SUR





Hace tiempo, cuando las circunstancias y la realidad eran diferentes, buscaba viajar y conocer todo lo que estuviera a mi alcance. En uno de esos momentos, hice un viaje muy especial, recorriendo el sur de Chile y de este hermoso país, que es la Argentina.
En una ciudad llamada Punto Arenas del Sur de Chile tomé un crucero llamado “Terra Australis” que recorría los glaciares y otros lugares del sur hasta llegar a Ushuaia en la Argentina.
Este recorrido consistía en una semana disfrutando de paisajes únicos y de vivencias que quedaban grabadas en lo más profundo del corazón. Estaba en un barco, con unos cien camarones, un hermoso comedor y un salón que se utilizaba para charlas, encuentros, entretenimientos, etc. No era un gran barco pero tenía lo necesario para sentirse cómodo. No era para diversión, sino para el placer de los sentidos, para disfrutar de la naturaleza y de todo lo hermoso que nos ofrece el sur.
Las comidas eran un placer porque uno degustaba las riquezas naturales de la región como son el exquisito codero patagónico o la suave centolla con sus sabores autóctonos.
¡Descender del barco en los glaciares o ventisqueros, como los llaman los chilenos, palpar el hielo, gozar de su color azul y ver cómo se va resquebrajando, oír el crujir de hielo al desprenderse y tomar un whisky con ese hielo!
Levantarse a las seis de la mañana disfrutando de la experiencia única de estar anclado en el medio del agua, escuchando las cuatro estaciones de Vivaldi, con hielo alrededor del barco, pequeños y grandes bloques de hielo, blancos, hermosos y silenciosos; percibiendo el olor a un exquisito café para el desayuno y teniendo la sensación única de vivir en un paraíso.
Cada experiencia en ese crucero es una constante alimentación a todos los sentidos. La vida es una sola: hay que vivirla, disfrutarla y tratar de hacer de ella lo mejor del mundo. Dios nos ha regalado a cada uno la posibilidad de vivir esta vida con sus limitaciones, pero con infinitas posibilidades de crecer de acuerdo a nuestra voluntad y decisión. La vida es hermosa, corta, profunda, divertida y sufrida. A veces, no la entendemos, no la comprendemos, a veces, nos supera.
Viajar es una manera de crecer en la vida, de conocer, de compartir, de disfrutar, de emocionarse, en definitiva, una manera de amar y vivir.





Miguel Ángel

Cuarto taller



CUARTA CLASE (Eugenia) 30/03/11: “La descripción Literaria”



El taller comenzó con una breve explicación acerca de la descripción literaria y sus tres recursos: adjetivos, subjetivemas e imágenes sensoriales. A continuación, se leyó un texto: “El hobbit”. Posteriormente, se les ofreció a los participantes del taller tres conjuntos de imágenes y se les solicitó que desarrollaran una descripción, intentando incluir alguno de los recursos vistos.
A continuación, les ofrecemos las producciones de los integrantes:


EL HOBBIT
Una vez conocí a un hobbit muy cálido y muy tímido a la vez. Vivía en una ladera que tenía una puerta similar a un ojo de buey, un lugar muy confortable y cálido donde recibía sus visitas.
Él era un personaje cálido y tímido a la vez, muy entregado a las personas, a los pájaros, a los paisajes, a los aromas de las lagunas, de las flores y de los árboles. Así era este personaje inédito y asombroso. Víctor Cornejo


YO, MI REY (Antonio Moreno)
El señor de la Pantanosa,
de los cuentos de hadas,
las aventuras raras
y caminos paradisíacos.
Túneles,
con sólo el perfume de la soledad.
Puertesuras para ver colinas
que sólo podía recorrer él,
cuando un sombrero cuelgue
valiente lo usara
y tirara de la anilla con brillantes
para salir a invitar a sus amigos, los cerros.

domingo, 3 de abril de 2011

Taller de Teatro


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