domingo, 24 de abril de 2011

Taller del 14 de abril: Suspenso y fantástico


Comprando al Señor Nelson

El Señor Nelson es el hombre que atiende la despensa en el barrio. Yo, como todas las mañanas, voy a su negocio donde puedo encontrar desde una aguja hasta la mejor carne para la comida.
La familia del Sr. Nelson está compuesta por su esposa Trinidad, una mujer de dulces facciones que siempre te da la bendición al salir del local y los dos hijos del matrimonio: Mari que estudia artes en la Universidad y Leo que es la oveja negra de la familia. Pasa todo el día en su gran moto haciendo el circuito de una villa a otros barrios más ostentosos para abastecerse y abastecer con sustancias ilegales.
En fin, hoy tengo el deseo de comer unas ricas milanesas, pero primero debo sortear a Mandíbulas, el perro de la despensa, que ha encontrado justo en la entrada del local el mejor lugar para realizar sus desconfiables descansos.
Encomendándome al Santo de los animales, ese hombre de color que aparece en las iglesias con un perro a los pies, logro pasar adentro. Lo extraño es que el Sr. Nelson no está. Me atiende doña Trinidad, y al preguntarle por su esposo, me dice que se fue de viaje a Montevideo por unos negocios.
- En ese caso déme el mejor corte para milanesas, doña Trini.
- ¡Cómo no, hijo, con mucho gusto!
Abre la gran heladera de las carnes, y, por un segundo, puedo ver desde el mostrador que hay una gran bolsa negra, colgada de uno de los ganchos, y por abajo, asoma un pie humano.
- ¡Oh, Cielo santo!
Pero la puerta de la heladera se cierra estrepitosamente y doña Trini me pregunta:
- ¿Algo más querido?
- Oh no, eso es todo, y dígame: ¿cuánto tardará el Sr. Nelson en regresar?
- No sé, tesoro, tal vez mucho tiempo… ya sabes… los negocios.
- Bueno, está bien, ¡Que tenga buen día doña Trini!
- Hasta luego, querido, que Dios te bendiga.
Me sonríe mientras acaricia el filo del cuchillo.
Yo en casa, no puedo comer las milanesas. A cada bocado imagino que muerdo el cuerpo del Sr. Nelson. ¡Qué horror!
¡Voy a ponerle fin a esto! Voy a la Comisaría y asiento la denuncia. Un patrullero me acompaña a la despensa. En la puerta está Mari, la hija del Sr. Nelson repartiendo unas tarjetas. Me saluda y me entrega una tarjeta y otra al policía. El contenido dice: “G ran exposición de cuerpos humanos hechos en cera en la Sala de la Facultad de Artes”. Y en ese momento, sacan las piezas de la gran heladera, la habían puesto ahí para su conservación.
Mi risa retumba en la pequeña celda y el Cabo de guardia me trae el almuerzo; milanesas… mmm, pero… mejor nos las pruebo, porque después de que la policía me encerró por falsa denuncia me doy cuenta de que en este mundo no todo es lo que parece.
Miguel Valle.


Historia de Manuel

Manuel era un hombre joven de treinta años que vivía solo, trabajaba y buscaba permanentemente hacer deportes. Le aburrían muchas cosas como por ejemplo leer, escuchar música clásica, ir a conciertos y visitar museos. Era un ser apasionado por el deporte y su trabajo. No hacía otra cosa. Era por decirlo de alguna manera una persona obsesiva con esos temas.
Cierto día conoció a una mujer que tenia hábitos y costumbres diferentes. Y se entabló entre ellos una relación muy especial. A ella le gustaba lo que a él le molestaba, pero por complacerla, por darle el gusto, comenzó a acompañarla a ciertos lugares, museos, conciertos, etc. Seguía sin gustarle ir a esos lugares y se aburría como una ostra. Esa mujer estaba cambiando su vida. En ella encontró muchas cosas que le faltaban. Llenaba muchos vacíos de su existencia y lo hacía sentir bien. Hasta diría que se estaba enamorando de ella.
Él nunca conoció a sus padres. Lo habían abandonado de pequeño. Y así vivió y creció junto a unos tíos que le brindaron todo lo que quería y hasta que cumplió los veintiún años vivió con ellos; estudió y fue relativamente feliz.
Con el tiempo, aprendió y comprendió mejor el arte en muchas de sus expresiones. Comenzó a interiorizarse más sobre estos temas y a tener criterio propio sobre cuadros y música; siempre con la guía y ayuda de esta mujer que le seguía transformando su vida. Además de compartir estas experiencias se iban conociendo como si ambos desearan descubrirse y conocerse. La vida los había juntado y eso era por algún motivo. Sin embargo, había muchas cosas que él no entendía, ni comprendía. Se había enamorado de esa mujer. Él sentía un cariño especial por ella. En su vida sólo tenía un sentimiento parecido por sus tíos que lo criaron. A su vez, tenía mucho odio por sus padres que lo abandonaron y mucho resentimiento con la vida.
Un día, para el cumpleaños de él, esta mujer lo llevó a un restaurante muy elegante, para festejar su cumpleaños, y allí le contó una historia:
¿Sabes? Yo te quiero mucho, pero no puedo casarme con vos. Por muchas razones. Soy una mujer mucho más grande que vos y estuve casada con un hombre, del que estaba profundamente enamorada, y era capaz de seguirlo por todo el mundo. Pero él no podía tener hijos porque en donde él vivía no podía tener ni mujer ni hijos porque era un sacerdote. Así que yo lo seguí, pero en cierto momento tuvimos un hijo, pero no pudimos llevarlo con nosotros. Con el tiempo, lo tuve que dejar a este sacerdote y mi vida se convirtió en un tormento hasta que te encontré a vos. Sos lo más grande que me pasó en la vida. SOS MI HIJO.

Miguel Ángel
El Sueño

El sueño es para mí una fantasía abierta a la mente de cada persona. Como por ejemplo, yo sueño con conocer parte de las playas de Brasil, de nombre Bahía. Es un sitio que fue parte de una película muy famosa.
Mientras yo estaba viendo la película en un cine, me sentía cada vez mas atraído por las imágenes de esa isla, de su playa.
Desde ese momento, sueño con estar ahí, recorrer su playa, sus pájaros, sus palmeras, las arenas y las aguas cristalinas. No pierdo la esperanza de que algún día pueda estar allí.
Chau, Victor, espero que mi sueño se concrete. Gracias. ¡Ah, me olvidaba, y sus mujeres caribeñas!
Victor Cornejo
Juana

Esta historia está ubicada en un camino que lleva a las Sierras Chicas. Es de ripio y a sus costados por kilómetros sólo se ve monte abajo, con cactus, pichanas y muchas otras especies de flora salvaje. Esto viene a colación de la narración.
En el medio de la nada había un caserío que no llegaba a ser aldea, o sea que eran unos diez o doce ranchos de adobe, puestos casi en círculo uno cerca de otro. Las personas que vivían allí eran casi todas familias, o sea un clan, como les diríamos. Criaban animales caprinos y distintas variedades de aves, algunos caballos y varias vacas, de las cuales extraían la leche.
Bueno, de ese lugar solía salir una niña adolescente al camino, para hacer dedo al que pasase en un vehículo. Iba a la escuela que quedaba unos kilómetros más adelante, rumbo a las sierras. Y como sólo había un ómnibus al día, ella solía volver en este a la tarde.
Un día, salió como siempre, pasó un automóvil en el cual subió, y la niña desapareció. Juana, así se llamaba, no era linda, pero el cuerpo estaba tomando forma de mujer y estaba muy bien conformada. Era alta, cabello negro, ojos marrones y de piel cetrina, tal vez por el clima de la región.
Como decía, Juana desapareció. Al no regresar esa tarde, su padre se fue a caballo hasta la escuela en la cual vivía la directora, maestra de ella. Le dijo que Juana no había venido ese día a clase.
Entonces, Dionisio, el papá de Juana siguió galopando hasta el pueblo, un poco más allá. Y habló con el Comisario. Entonces, formaron una comisión y salieron a buscarla desde la escuela a su casa, por el costado de la ruta o camino. Ya estaban por abandonar la búsqueda cuando uno de los agentes la encontró entre unos yuyos, muerta, con signos de haber sido golpeada brutalmente y violada, con sus ropas rotas por la lucha que había tenido.
Desde ese día fatídico, cada vez que pasa un auto o camión por el lugar, se ve a una niña mujer, salir del monte y hacer dedo. Cuando alguien intenta parar, se da cuenta que está toda sucia, sus ropas rotas y su cuerpo cubierto de sangre. Al acercarse, desaparece, es como una visión.
Todos saben que es Juana, o sea su alma, que está penando. Pero hubo un misterio no develado: un automovilista tuvo un accidente raro, venía por el camino a buena velocidad cuando al llegar a “cierto lugar”, el auto hizo una brusca maniobra y tumbó, el conductor murió en el acto. La autopsia determinó que el hombre había muerto de un ataque al corazón antes de volcar.
Desde ese día el alma de Juana no apareció más. De su asesino nunca más se supo. Jamás fue encontrado. Fue un misterio. Carlos Salguero

Un bello paisaje

Sentados sobre la colina observan el bello paisaje que yace a su alrededor. El viento frío y denso que va trepando la colina causa ruido al inclinar los pequeños arbustos unos contra otros. Ese ruido se confunde con una dulce melodía que encanta a los visitantes del lugar, hasta los animales parecen gustar de su hermoso entorno.
Hace tempo que esta mochilera no disfruta de tan esplendoroso paisaje. Ante sus ojos el lago se ve como un gran espejo que refleja los rostros asombrados de los turistas y el encanto del lugar.
Este lago es testigo del estado de ánimo de los turistas, quienes parecen no conocer desánimos luego de permanecer un tiempo en tan armonioso lugar.
Los árboles más altos tratan de ser refugio a animales y personas. Ellos anhelan acoger en sus ramas a tiernos pichones de dulce canto, ser abrazados por visitantes del lugar y, con su verde follaje, embellecer el lago. Hasta las aves se vuelven eufóricas al ver gente llegar. Todas las especies tratan de entrenar para lograr encantar y así asegurarse una nueva visita a tan majestuoso lugar.
El roce con la vegetación del lugar hace emanar un perfume que se impregna por largo tiempo en la ropa, éste trata de ser un recuerdo imborrable que acompañe todo el año como si fuera una bendición natural.
Matías José Terzaghi

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