martes, 23 de febrero de 2010

Suntuosa y grandilocuente

Suntuosa y grandilocuente
de lupa y luces admirada.
Esbelta, pura, cincelada
en cuanto noche estrellada
y retazos que madrugada.

Fino cuello que apagaba
en caricias suavizadas,
sin importar las miradas
toda luz su cuerpo estaba.

Rocío de tanta belleza,
color nácar resaltada,
hasta casi perfumada
de tanta perla cultivada.

De horas aguas abajo,
de sonrisas y alegrías,
de encontrarte vida mía
y en este canto emotivo
acunarte, admirarte,
para que vengas conmigo.

Carlos Romero

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