domingo, 21 de noviembre de 2010
Taller del 11 de noviembre de 2010
Se les propuso a los integrantes del taller construir personajes y caracterizar todos sus rasgos: físicos, interiores y de personalidad. Desarrollar un escrito desde la perspectiva de ese personaje. Y a partir de esto Miguel Valle nos comparte:
Confesiones de una mujer equivocada
Queridos lectores, a esta altura de mi vida, se me pide hablar del amor. ¿Qué les puedo contar? Bueno, creo que puedo comenzar detallando mis rasgos más notorios.
Me llamo Angélica por designio de mis padres, tengo treinta y dos años por designio del tiempo, soy frágil y participativa en el amor por designio del destino, y dicen que soy muy atractiva, por designio de la naturaleza.
Así que como verán la mayoría de las cosas que me forman han sido impuestas por designios. Un día, me di cuenta que yo también podía ejercer mi derecho a elegir y lo intenté en el campo del amor, ese campo cubierto por doradas espigas que no te dejan ver los pozos del terreno, y después caes, como la más idiota.
Al pasar el tiempo, caí en la cuenta de que no era yo la que elegía a mis amores, sino que era mi corazón el que hacía esa selección sussurándome al oído el aliento de la felicidad.
Yo, que soy maestra de quinto grado en una escuela primaria, me cuesta identificar si soy aliada de la razón o del corazón, pero que estas dos cosas nunca están de acuerdo, eso es innegable.
Con todo, a mis veinticinco tuve un hijo fruto del amor que compartí con un hombre casado. Él nunca habló de dejar a su esposa para vivir conmigo, pero yo abrigaba la esperanza de que con un hijo presionaría en la decisión que él nunca consideró.
Bueno, ahora no tengo tiempo para relatar pero ya habrá oportunidad para seguir. Debo ir a cocinar para el Padre Joaquin, el sacerdote que robó mi corazón.
Miguel Valle.
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