Consigna: Escribir una historia identificándonos con un personaje del mundo animal.
La Hormiga
Me identifico como una hormiga porque son trabajadoras, fieles a sus compañeros y por su inteligencia y saber cómo administrar. Aparte al ser pequeñas pasan muy desapercibidas con otros animales. Digo esto de sere como ellos porque soy muy trabajador hasta llegar a mi meta, muy buen compañero y administrador y me escabullo con los más grandes que yo, por ejemplo mi suegra que es un oso.
Diego Sebastián Ibarra.
Un mañana de cacería
Una mañana desperté como todas las mañanas, pero algo había cambiado en mí. Me había transformado en un gato.
La cama me pareció inmensa entonces y lo primero que hice para desperezarme fue arañar el colchón italiano, regalo de tía Antonella.
Salté de la cama y por instinto traté de ponerme las pantuflas. En ese momento me dí cuenta de lo tonta de la idea, pues yo tenía pantuflas naturalmente incorporadas en mis cuatro patitas.
Fui al baño y como el lavamanos estaba muy alto, decidí refregarme la carne con mis patas delanteras y de paso me apliqué unas lamidas por el lomo.
Caminé hasta la cocina y de un salto me aferré a la manija de la puerta de la heladera, pero ésta no se abrió.
"¡Rayos!" Ahí fui de nuevo, tomé distancia, trotecito y salté, pero no conseguí abrirla. "¡Rayos! de nuevo. Mejor pruebo otra cosa". "Oh, sí", pensé "la alacena". trepé a ella e hice caer una lata de sardina, pero tratar de abrirla fue inútil, roer la lata con mis colmillos fue lo más estúpido que pude haber hecho. Aún hoy me duele.
Después de resignarme a estar en ayunas, escuché un ruido por la bolsa de fideos. Yo odio a los roedores, pero en ese momento, el pequeño ladrón me pareció un manjar. Me acerqué sigilosamente y me escondí en el sofá. Cuando el ratoncillo sintió mi presencia, corrió hacia la puerta y yo salté por detrás del . Salió al pasillo, bajó las escaleras y yo no le daba tregua. Era bastante rápido el pequeño. Alcanzó la puerta y logró escabullirse por la rendija de la correspondencia. Logré pegarle un arañazo a la puerta y le arranqué la cola. El ratón huyó y yo me quedé con una pequeña parte de él..
"Vaya.. Sin comer y de tanto correr me agarró sueño", me dije. Subí a la habitación y me acosté a dormir profundamente.
Rato después sonó el despertador. "¡Oh, cielos!". Qué dolor de cuerpo y qué hambre tenía. En se momento recordé lo vivido y corrí al espejo. "Uf!, qué alivio, soy un humano". Todo había sido un sueño. Tomé el desayuno, luego comencé a limpiar la casa, encendí la aspiradora y empecé a aspirar la alfombra, bajé las escaleras y en la alfombra de entrada, algo se atascó en la aspiradora. "¡Qué extraño!" Desenrosqué el tubo de succión y ahí encontré... la cola de un ratón.
Miguel Valle.
El águila
A veces me gustaría ser un águila, que puede vivir la misma cantidad de años que nosotros los humanos, pero que a su vez tiene la libertad de volar y de andar por todas partes, por las cumbres, y tiene una característica muy peculiar. A los 45 años de vida, aproximadamente, debe tomar una decisión muy importante: si muere o sigue viviendo 30 años más. A los 45 ya sus garras no sirven, su pico tampoco, sus plumas se caen, para seguir viviendo debe pasar por un proceso muy duro y difícil que es el de irse a un lugar alejado y allí golpear su pico muy duramente contra una roca hasta que se le caiga y le crezca uno nuevo, además debe quitarse una por una las uñas y todas las plumas hasta que le crezcan, por supuesto, las nuevas.
Ser un águila, me daría la libertad de andar por todos lados viajando y logrando ver todo desde otra perspectiva.
Cierto día iba por ahí volando y descubrí mirando a una familia que estaba haciendo empollar a una pava. Esa pava tenía varios huevos y entre ellos había una que parecía diferente. Me pregunté de qué sería ese huevo y me quedé con la duda.
Después de un tiempo volví a ese mismo lugar, recordando esa imagen, y la curiosidad pudo más.
Decidí sobrevolar para ver esos pichones y qué era ese animalito que la pava empollaba... Y a lo lejos divisé un pichón de cóndor. "Qué extraño...", me dije. "Los cóndores son animales que vuelan, viven en las cumbres y la mayor parte del tiempo se alimenta de otros animales, pero éste hacía lo contrario, estaba siempre acompañado, vivía como un pavo..."
Yo descendí y le pregunté al pavo por ese pichón de cóndor y él me respondió:
-Él es un pavo y los pavos no podemos volar, no podemos estar nunca solos y nos gusta mucho vivir de esta manera.
Ante esta respuesta, me fui a ver al pichón de cóndor y le pregunté qué hacía ahí. Él me dijo:
-Cuando te veo volar a vos o a tras aves, siento algo dentro mío que no sé cómo expresar...-, pero un pavo que estaba con ellos les dijo: -No seas bobo, no podés volar, sos un pavo.
Con el tiempo volví a pasar por allí y me enteré que el pichón de cóndor había muerto en la pavada.
Miguel Ángel.
El lobo
El animal que me gustaría ser es el lobo, ¿por qué? Porque nace en el bosque y a la vez es el rey protector de la noche, del bosque, de sus depredadores y siempre acecha y cuida constantemente su lugar. Tiene un gran grado de inteligencia y ferocidad. El brillar de sus ojos, el filo de sus colmillos, sus garras y su hermosa piel que brilla a la luz de la luna y el aullido de la noche donde pone su firma y su presencia, por eso me identifico con el lobo.
Chau.
Vìctor.
Ah ustedes se creían que me olvidaba de caperucita... Soy loco, pero no estúpido. A caperucita me la comí yo, el "tontito Víctor". Los dejo manga de giles.
La perra
Yo tenía mi novia, se llamaba perra. Mordía a toda persona que pasaba por la vereda y la tuve que atar. Un día vino la perrera y me la llevó. Tenía que pagar una multa y no la entregaba porque era muy mala.
Ernesto Díaz.
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1 comentario:
Buenísimos escritos, con mucho ingenio. Felicito a Miguel Valle que una vez más, hace hablar a sus personajes "animalescos" y los envuelve de un misterio sin igual.
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