Ahora te llaman peatonal,
encajonado, estrecho callejón,
dominio mezquino de especulación,
voceos con cacofonía irracional.
Mezcla de orden e improvisación,
afán de rebusque o venta,
el palpitar de la vida intenta,
ganar la moneda de ilusión.
Crece en ella el árbol desolado,
extendiendo cuerpo y brazos al cielo,
buscando atrapar el sol en su desvelo,
y arrojar tenue sombra sobre el solado.
Y es la sombra de la noche,
débil cobija en jergón de cartones,
donde duermen su sueño de ilusiones
los que en el día, escuchan tu reproche.
Un Hospedado.
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