lunes, 24 de octubre de 2011

11 de octubre. Trabajamos con Gustavo Roldán y sus dragones



Pasa de todo. Admito es pura tormenta y un suceder de sentimientos todos en fila. Y cada uno de ellos, como un mandato, intenta esconderse y pretender que la vida es eso: brotar para morir. Mira las plantas y sabe lo que está saliendo, sabe que ella deja morir la esencia de su vida, su yo más yo para luego ser como ese modelo de persona que siempre se juró que no sería. Y es un cáncer que crece adentro y no la deja salir. No lo habla con sus hijos ni con sus amigas. Sabe que ellas lloran y que cuando lloran no se dejan ver. No quieren que nadie sienta la pena que ellas son capaces de sentir, igual que ella que calla.
Casi siempre sueña. Sueña para escapar de su tristeza instaurada en el centro de su pecho. Imagina besos que no se van y manos que la abrazan. Imagina cielos que la cobijan sin miedo. Sueña, sueña. Y ese sueño es reposo.
¿Y si uno soñara con una rosa y al despertar encontrara en su mano esa rosa? ¿Y si uno soñara con esa dicha y la dicha le golpeara el hombro en la mañana? Y en ese sueño y en esa confianza de la realidad se da una tregua. Y se acuesta a dormir.
Martín Maurette

Cuando los otros hablan sobre lo que él ya sabe, los deja hablar tranquilos y asiente siempre. Tiene un gran respeto por la opinión ajena. Después se descuelga despacito de la rama de un Ciprés y se encoge hasta quedar más diminuto que una polilla, y anda sigiloso por ahí, juntando anécdotas que cuenta en rondas con amigos bajo la luna llena. En esos días se viste de cazador y se asienta sobre el monte. Pispea las chozas de damas coquetas que aguardan tras nostálgicas noches de ausencia la llegada de sus hombres que buscan alimentos. Entre sueños las visita y las envuelve con su barba espesa. Entonces, las arrastra hacia el recuerdo grato de la selva húmeda y les refresca los pies de rocío por la mañana. Ellas le agradecen y le dejan ofrendas, pues saben que preserva su fertilidad.
Él, de vuelta, se encoge, se encoge y se hace diminuto, hasta quedar más pequeño que una hoja, y se adentra en el paisaje frondoso donde reposa plácidamente tras una noche de agitadas aventuras amorosas.
Mariana Valle
(Continuación)
Ahora descansa debajo de un hongo. Esos hongos de cabeza roja y blanca. Y él abajo, acostado con un pasto en la boca contempla el monte, la humedad de sus plantas y toda la naturaleza le habla. Ve que el sol palidece entonces, que sobreviene el eclipse, que vemos todo de un color tétrico, que nada se alcanza ante nosotros, que no hay futuro. Pero saca afuera su experiencia, porque él sabe que todo está bien, que él y la naturaleza son lo mismo y que el miedo ya no tiene lugar en su vida. Y el mundo es su cobija.
Martín Maurette

LA PEQUEÑA INVASIÓN
Estaba intentado escribir una historia, ¡una gran historia! Tenía la hoja en blanco y un dolor en la espalda.
La musa inspiradora dio dos golpecitos con la batuta para comenzar la sinfonía de la creación, y en ese momento, cuando la lapicera se aprestaba a llorar la primera palabra, en ese momento, cayó una pequeña araña, tan diminuta, que me pareció tierna y graciosa. Caminó por la hoja como una bailarina. Después de verla un minuto ladeé la hoja para invitarla a irse, pero ella colgaba del último renglón como una trapecista. Me cansé y la soplé…
Al volver a la hoja en su lugar quise volver a escribir, pero esta vez cayeron dos arañas, o mejor dicho arañitas. Eran del tamaño de un grano de arroz. Luego fueron tres, después seis. Y en cuestión de segundos la hoja estaba invadida por centenares de estas criaturitas que iban y venían por los renglones como notas musicales en un pentagrama.
Mire al techo y ahí descubrí que de un nido de araña habían eclosionado miles de estas patitas largas. Y entendí la señal: ellas habían invadido la hoja y no pensaban irse. Yo dejé la inspiración para más tarde; al fin y al cabo, la vida se ha manifestado una vez más.
Miguel Valle
LAS FLORES
En el campo tengo muchas flores que estoy plantando. Hay muchas rosas que me gustan, donde ellas hacen sombras. Me gustan todas las flores, más las rosas. ¡Están hermosas! También el clavel.
Ernesto Díaz
LOS HOMBRES
En los mosaicos tengo muchos hombres que me dejaron plantada y que a mis amigas arrancaron para usarlas como ofrendas para mustias mujeres a las que visitaban. Me observan y se quedan perplejos ante mi belleza. Y entonces me desenvuelvo ante ellos y les ofrezco mis cualidades en todo su esplendor. Y me siento halagada por sus miradas penetrantes; pero enseguida temo.
Observo que el ser de raíces liberadas atraviesa la huerta hasta llegar a mí y me acaricia el cuello. Y entonces me imagino ya desvanecida sobre el agua estancada. Y me siento vulnerable y culpable de mi exuberante figura. Entonces ¡Ernesto! – llama un ser semejante y éste libera mi cuello y se entretiene juntando frutillas; mientras me siento segura enraizada en mi rosedal.
Mariana Valle




RUIDOS EN LA CASA SILENCIOSA

Tic tac, tic tac, el reloj en la pared,
siempre viene, siempre va, no se quiere detener.
Clic clic, clic clic, mi papá con su café,
siempre tiene la nariz pegadita a la Internet.
Crac crac, crac crac, las tostadas huelen bien;
son las que hace mi mamá, cada uno come tres.
Chuic chuic, chuic chuic, el chupete del bebé,
no lo suelta ni al dormir; no lo pueden convencer.
Din don, din don, en la puerta no se quien
ha traído algún sermón, nadie quiere ir a atender.
Rin rin, rin rin, el teléfono de mier…
si es llamada para mí, díganle que no me ven.
Móf Móf, móf móf, el perrito pequinés,
quiere ir hacia el jardín, porque acaba de comer.
Shit shit, shit shit, los chistidos para él,
porque traje un gato aquí y no tienen que saber.
Miguel Valle




EL UMBRAL DE LAS DIOSAS

Una hoja vaga por el viento,
una hoja viene y va,
si su carne cruje en el silencio
nadie la escuchará.

Nervaduras que ha quemado el tiempo,
ya no quieren respirar
y su cuerpo gira en el cemento
no la vayas a pisar.

Hoja, suerte roja
de tu árbol caíste al umbral
de las diosas poderosas
que dan su luz.
Miguel Valle
UNA HOJA QUE VAGA POR EL TIEMPO

Una hoja que vaga por el tiempo,
perteneció a nosotros dos.

Fue testigo de aquél beso,
fue cómplice de nuestro amor.

Ella estaba cuando estábamos
abajo del árbol aquél,
en que sellamos el pacto,
y en que nos quisimos tanto.

Pero en otoño se murió el tú y yo,
y del árbol la hoja calló
y desapareció
la testigo y cómplice
de nuestro amor.
Eugenia Trinidad Tale


LIBERTAD








Yo andaba de novio y no me daba permiso porque me tenía abajo de la pollera . Yo quería la libertad pero era muy celosa. No me dejaba salir a la puerta. Me tenía todo el día dentro. Yo quería la felicidad.








Ernesto Díaz


SALIR ADELANTE





Esta es una leyenda que aunque es una leyenda sería hermoso que muchos la puedan hacer realidad. Cuenta de un hombre que luchó mucho para dejar atrás un pasado triste, que tras muchos intentos por lograrlo el día por fin parece haberle llegado. Su corazón rebosaba de alegría. Parece que el destino le puso adelante el gran amor de su vida. Él se jugó entero por esto que parecía ser por fin su felicidad, aquella felicidad que por fin lo haría olvidar aquel horrible pasado, tan triste y por un buen período de tiempo. Así fue. Él estaba olvidando por fin aquel horrible pasado pero un día todo aquello se cayó de a pedazos cuando descubrió que su supuesta felicidad tenía dos caras. Su aparente felicidad se derrumbó cuando descubrió que aquel amor era falso. Sólo estaban jugando con sus sentimientos. Aquello entristeció mucho al muchacho y se echó al abandono. Perdió todo lo que había logrado. No entendía por qué siendo una persona tan buena la vida se encargaba de castigarlo. Estuvo mucho tiempo como depresivo. Se había abandonado a sí mismo. Hasta que un buen día descubrió que si bien era bueno, se había olvidado siempre de algo muy valioso: nuestro creador Dios. Y decidió buscarlo. Empezó a buscar de nuevo un camino a la felicidad, pero esta vez apoyándose en Dios. Encontró un buen lugar con buenas personas. Todas llenas de problemas peor que los de él. Y se dijo a sí miso y a Dios qué egoísta había sido. Convivió un buen tiempo con estas personas y empezó a buscar su felicidad. Hoy gracias a Dios puede decir que se encontró a sí mismo y puede ser feliz, compartiendo con otros sus logros. Y siempre le pide a Dios por estos compañeros para que puedan reencontrase con ellos mismos y salir adelante, al igual que ser felices.






Luis Almeira


UN PUEBLO DE GRACIOSOS SUSURRADORES







Era un pueblo demasiado aburrido, más bien demasiado tranquilo por no encontrarse en una ruta importante y por no tener fábricas. Solamente había sembrados, algunos animales, una tienda de ramos generales, un correo y un boliche, adonde se reunían los personajes del pueblo que contaban sus anécdotas: los graciosos y también las autoridades del pueblo. Todos ellos relataban cosas ciertas mezcladas algunas veces con mentiras.
Un policía no dejaba ni siquiera fuera a su familia. A su señora la tenía demasiado mal en sus cuentos hasta que un día sus compañeros le hicieron hablar de ella y éste empezó a narrar. Su señora se dedicaba a la venta de pan casero y él le ayudaba a amasar. Un día, ya cansado y para que ésta no le mande más, llenó de leña pequeña la masa, la que fue horneada y vendida a los clientes. No les gustó y dejaron de comprarles, pero ella nunca había sabido el motivo.
Sus compañeros la habían escondido para que ella escuche. ¿Se imaginan el final del gracioso?










Eduardo Pedernera


UNA VERDAD CONTADA







Nunca me gustó leer, escribir o ver el horror. Nunca me gustó ni me gustará narrarlo, porque prefiero soñar lo contrario. Prefiero leer, escribir y poner todos mis sentidos en lo hermoso y maravilloso, que no permita darle rienda suelta al horror, porque no me gusta el horror. Prefiero decirlo ahora y contarlo así: contar que la vida deja de ser un horror cuando vives el amor… ¡sí!, el verdadero amor. Y esto tan grande, tan infinito y tan poderoso acaba con el horror. No me gusta ni nunca me gustará. Estoy cansado de verlo y oírlo, estoy saturado de él y de sentir que corre por mi piel sin piedad cuando llega. Lo huelo y hasta lo toco. Y entristece profundamente mi alma cuando se ríe, cuando se burla de mi temor, de mi pánico, porque es lo que más le gusta al maldito horror: ahogar mi corazón y mis esperanzas. Y por eso no me gusta hablar de él, ni contar nada de lo que él hace; porque no merece siquiera mencionarlo ni imaginar que existe aunque es real. Es mi peor pesadilla y la sombra oscura que tapa el brillo de la alegría.
Hoy quiero contar que su poder está muriendo cada vez más cuando la fuerza del amor está llenando la vida de quienes vivimos el horror… y no es cuento ni una fábula, muchos menos un ensayo… ¡Que se yo! Tal vez sólo son palabras que corren en este papel, que salen de mi pluma; pero sé que es más que esto, porque salen de mi corazón dolido y abrumado por el horror que lo carcomía lentamente sin poder salir de ahí.
Hoy estoy feliz porque estoy aquí, porque escribo aquí, por mis amigos nuevos y la bella maestra que impulsan este maravilloso momento para escribir y no contar más del horror. Sólo para sentir que existe un mundo hermoso, lleno de colores, de esperanza y de alegría que sentimos y queremos vivir. Esto no es un cuento, es una verdad contada que queremos vivir tú, aquél, ella, nosotros, para encontrarle sentido verdadero a la vida… inexorablemente… hacia el infinito. ¡Gracias Dios por permitirme escribir esto y no darle más rienda suelta al horror; sino al amor!






Carlos Alberto Beltrán

Mi amigo Fito (cuento enviado)


Mi amigo fito

Había una vez un duende muy particular y divertido. Ese era mi amigo Fito y les voy a contar… Un día a la salida de cole escuche atrás  de un árbol  a un diminuto duende. Me invito a tomar un té  a su casita. Fito me conto muchas historias: Romeo y Julieta, Blanca Nieves, Aurora y Annie. Pero tantos cuentos ¡se me hiso de noche!! Y me tuve que ir así que fito me dijo chau y me fui. Al orto día fui de nuevo pero fito no estaba y triste me volví a mi casa, cuando llegue sentí que alguien me decía:  Martí, Martí estoy aquí abajo. Que haces acá mi mamá te va a matar!! No soy el duende de tu imaginación vivo en tu mente. Desde ese día nunca más estuve sola ya que todos los días me levantaba con polvo de hadas.
                                      FIN.        
Estrella Lucía Sposetti.

martes, 18 de octubre de 2011

Tango



Confesión


Amigo mío. Te pido tras unas cañas, me prestes oreja a lo que te voy a confiar. Desde el cielo mi querida viejita debes estar llorando. Al saber que nos dio su tiempo y buenas costumbres y le estoy fallando como un maula, por culpa de una pollera que ya tiene dueño y engañamos los dos a mi querido hermano. ¡Cómo se lo digo! Que una noche escabiando la tomé a la prenda y ella se entregó la ladina como una fiera, la perra. cómo se lo cuento, amigo, dame un consejo, hermano.

Antonio.

Tango literario


Por las calles de mi barrio
suena un tango literario
y lo bailan adversarios
con filosos diccionarios.

Cuando canta el gordo María
lo acompañan los canarios
y hasta el vendedor de diarios
le hace buenos comentarios.

Vengan, negros; vengan, arios
a las calles de mi barrio
que ya suena por la radio
este ritmo dinosaurio.

En el tango literario
que nació con un sicario
de poetas y de varios
afamados literatos.

A-B-C Abecedario
gente, es con g de gato
vengan todos a mi barrio
que ya empieza el dos por cuatro.

Miguel Valle.

Recuerdos


Cuando tenía 4 años me gustaba jugar a la bolita
al tejo
me gustaba jugar con los chicos
y después
a los 10 años,
jugar a la pelota
ir a la escuela,
pero tenía una
maestra muy mala...

Ernesto.

sábado, 15 de octubre de 2011

El Hada Caprichosa (cuento enviado)


El hada caprichosa


Había una vez un hada muy caprichosa 
Siempre desobedecía a sus padres, y cuando no le daban lo que quería lloraba y lloraba.
Para su cumpleaños había regalos preciosos pero no le gusto ninguno desprecio los regalos muchísimo.
Cuando termino el cumpleaños llego un anciano…

El regalo del anciano tenía muchas luces, cuando el hada lo abrió era un cofre el anciano no dijo nada pero el hada después descubrió que era una caja mágica. 

Ella pidió un deseo nunca se supo cual pero sus padres la descubrieron y pidieron q no sea más caprichosa y desde ese día nunca más fue caprichosa.

Cuento enviado por Estrella Lucía Sposetti (8)

miércoles, 12 de octubre de 2011

Héroe

Hace mucho que me vengo preparando. Muy pocos lo han hecho y ellos están en la historia. Esos pudieron ver lo que nadie vio, o muy pocos vieron, yo, Pablo Lallana, lo voy a hacer. No me importan las consecuencias, aunque porque mi misión es redentora y es el primer paso para abolir este sistema destruyéndolo desde su raiz, su "luna".
Y tengo las armas, el calibre de una Magnum que funciona y que alistaré para cumplir mi cometido: Conservar la obra de tantos héroes que cambiaron el mundo, Alejandro Magno; José de San Martín... Todos rompieron las circunstancias de su época y yo, con mis dieciséis años voy a empezar y mi escuela es el primer paso.

Martín.