domingo, 11 de septiembre de 2011

A MI QUERIDA ESTELA




¡Qué solo estoy! Ya esos años noventa están muy lejos. Sólo los dulces recuerdos me mantienen de aquello que fue. Y le dimos un término muy infantil, ya que casi como un juego lo terminamos. Sólo sé que ya es tarde, que no tendría que haber lamentos; pero cómo no lamentar si aún te quiero. Cada paso, cada momento, lo recuerdo, como la noche del primer beso, la primera caricia, el primer te quiero.
Hoy, entre el temor de no volver a amar, siempre me consuelas tú. Tu imagen se vuelve un ángel de luz. Y esa lágrima que corre por mi rostro ya no es dolor, porque estás allí; porque sé que aún te amo, porque tus caricias las siento. Pienso que nunca te perdí, que sigues a mi lado. Como quisiera decirte todo esto, como quisiera vivir a tu lado, ¿cómo vivir sin tenerte?, ¿Cómo decirte te amo?, Estela.

Antonio Moreno

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