viernes, 2 de septiembre de 2011



CITA CON LA MUERTE






A esa hora del día, tenía la cita con ella.
Me venía invitando a tomar una dulce merienda.
Yo excusaba el encuentro con tareas, deseos y proyectos;
yo abrazaba en el mundo los mejores sueños secretos.

Pero ella sabía que yo siempre vivía con miedo,
recorriendo caminos con los sordos, también con los ciegos.
Hacia donde llegaba, ella siempre mi nombre decía,
yo cerraba mis ojos y abría mis viejas heridas.

Pero fue ese día, en que ella con su largo vestido,
se sentó a mi mesa, parecíamos grandes amigos.
Me miró a los ojos y me dijo: - “Estoy algo apurada”
Yo le dije: - “Perdona, necesito hacer una llamada”.

Y besé la pequeña botella, la que ella puso en mis manos,
y bebí de la sangre caliente, sin mirar al pesado pasado,
y me puse de pié, sin saber, que mi luz ya se había apagado.
Y al querer dar un paso entendí que ya todo se había acabado.




Miguel Valle

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