domingo, 31 de octubre de 2010

He sentido la noche como acequia de sangre. Y he palpado la sombra en su verdad oscura,
abandono e incertidumbre. Y he mirado el reverso de la luz -tal vez su pertinaz fotografía-, en mi conciencia íntima de miedo
y de tierra.
Y yo recibo el resplandor del alba
como un beso de madre, un sol indiferenteque contiene la luz y memoria.
un arroyo de vida, un hondo
cauce de sangre y de esperanza.

Enviado por Fernando de la Barca

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